Una noche más, estudiando, a la luz del flexo, con los auriculares escuchando música. De repente, la música cesa lentamente, mientras la luz irradiada por el flexo disminuye. La cinta de la persiana se rompe, cae de golpe, y, en la oscuridad que se ve ahora sumida la habitación, se abre la puerta con fuerza, con un estruendo. Al otro lado una luz muy potente dibuja una figura encapuchada, a la que no puedo ver la car,a y de cuyas ropas emana viento y un olor hasta ahora para mí desconocidos. La figura se acerca lentamente hacia mí, alza su mano y me da la colleja más certera que me hayan dado nunca.
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lunes, 2 de febrero de 2009
Una noche más...
Una noche más, estudiando, a la luz del flexo, con los auriculares escuchando música. De repente, la música cesa lentamente, mientras la luz irradiada por el flexo disminuye. La cinta de la persiana se rompe, cae de golpe, y, en la oscuridad que se ve ahora sumida la habitación, se abre la puerta con fuerza, con un estruendo. Al otro lado una luz muy potente dibuja una figura encapuchada, a la que no puedo ver la car,a y de cuyas ropas emana viento y un olor hasta ahora para mí desconocidos. La figura se acerca lentamente hacia mí, alza su mano y me da la colleja más certera que me hayan dado nunca.
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