miércoles, 24 de junio de 2009

Noche de San Juan



Quería conquistaros con unas letras mágicas en esta noche, pero después de varios intentos, pude darme cuenta de que no podría competir con una noche así. Aunque no creas en nada, aunque la magia te parezca una tontería, déjate llevar y piensa que todo es posible, una noche, por lo menos y sorpréndete a ti mismo encendiendo una vela, pidiendo un deseo, bañándote en el mar, haz lo que quieras, por una noche, piensa que hasta los duendes existen y pídeles, pídeles lo que quieras y acuéstate con una sonrisa en la cara y deja que tus sueños hagan el resto.
Os recuerdo que este Blog lo leen muchos duendes, ¿algún deseo?

lunes, 22 de junio de 2009

Calla

Tan bonitos los ojos
que están cubiertos por el cielo
tan bonitos tus labios
bendecidos por un cáliz de fuego
tan bonitos los versos
del poeta que muere callado.

Y tan bendita tu suerte
de ser amada, de ser amada
amante que hasta la muerte
reza, pide, ruega y reclama.

Tan lejos está tu alma
y por esto muere el poeta
tan poca noche calma
y tanta noche en vela.

Y tan maldita su suerte
poeta que muere, yace
poeta muerto por no verte
corazón que ya no late.

Fer

El día más largo...

...y la noche más corta. Es lo que acabamos de vivir. ¿Y qué hay de malo en que las noches sean más largas, si es cuando se sueña?. La maldita manía que tenemos de acercarnos un poquito al sol, supongo que es herencia de los antepasados, para que recordemos que no todo son sueños y que, a veces, nos podemos quemar, como Ícaro. Yo pienso mucho en Ícaro, y en Platón, sobre todo en Platón, pero a quién más tengo presente es a Niestzche, pero eso es desviarme del tema. El Sol, que sale del mar secándose con una toalla, es un amante peligroso, te da lo que necesitas para vivir, pero si te acercas mucho, si lo miras mucho, si te mira mucho, puede matarte. La Luna sin embargo, siempre calladita.

jueves, 18 de junio de 2009

Cocos en Artuba



Os voy a contar cómo conocí a aquel hombre que vivía de cocos.
Cuando llegué a la Isla de Artuba, donde el verano es permanente, en el momento que puse el pie en tierra, se acercó él, con medio coco en cada mano y me dijo:
-¿Te hace un coco, Jano?
-No me llamo Jano-le dije.
-¡Yo tampoco!
Me dio el medio coco y empezó a reírse, y yo empecé a pensar que no debía estar muy bien de la cabeza y que, en una isla tan grande, vaya mi suerte, la de encontrarme con el loco de la isla.
-¿Te gusta el verano, Jano?
-¡Que no me llamo Jano!
-¡Y yo tampoco!, pero dime, ¿te gusta el verano Jano?
A lo que yo, que había ido a la isla a vender mi colección de miniaturas de monumentos hechos con palillos pegados con cariño a un señor que le había interesado, y pensaba pasar un tiempo allí por tener algo de descanso, las maquetas de palillos son más cansadas de lo que creéis, no porque el verano me gustara.
-La verdad es que no, no mucho.
-Pues mira Jano, haz todo lo que hayas venido a hacer a la isla, y después búscame en el cocotero más alto de la isla, que te estaré esperando.
Y salió corriendo con sus pies descalzos.
Una vez había cobrado aquella inmensa suma de dinero por mi grandioso trabajo, y habiéndome acomodado en la cabaña que tenía por hotel, fui a buscar a aquel hombre.
Caminé hacia la playa, que por lo que pude ver, era la zona donde los cocoteros eran más altos, y al cruzarme con un señor inmenso, le quise preguntar.
-Perdona, busco a un tipo que llama a todo el mundo Jano.
Me dió una sonora bofetada y dijo:
-¡Ni se te ocurra volver a llamarme Jano!
Yo, que tenía la cabeza más pequeña que su mano y acababa de perder con la bofetada las dos muelas del juicio que me quedaban, le pregunté:
-¿Y qué coño es un Jano?
Me dio otro bofetón y dijo:
-¡Una mierda como la palma de mi mano!- y siguió su camino.
Dándome cuenta del tamaño de la mierda que suponía un Jano, y desesperándome por estar en aquella isla de locos, aunque con un gran gusto por el arte de los palillos, seguí buscando a aquel estúpido tipo.
Fue fácil encontrar el cocotero más alto, me acerqué a él y no vi a nadie, sin embargo oí desde arriba:
-¡Jano! ¡Aquí!
Y cuando miré, me dio un coco en toda la cabeza y caí desmayado.
Desperté de pie, con el mar por la cintura, desnudo y con una orilla llena de chicas a mis espaldas, me giré con cuidado de no descubrirme y en la orilla también estaba aquel inútil.
-¿Qué coño has hecho?- le dije.
-¡Vas a aprender a disfrutar del verano! Estoy seguro de que no saldrás de ahí hasta la noche, y podrás disfrutar del aire, del mar, de sus peces de colores, del hermoso atardecer y de estas hermosas chicas que estarán bien atentas por si se te ocurre salir.
Y fue por aquel tipo, que aprendí a pensármelo antes de decir que no a algo y a querer, a la fuerza, al verano.

miércoles, 17 de junio de 2009

Un atardecer que no acaba

-Lo que me preocupa, lo que realmente me preocupa es la soledad del alma, y las almas que se pierden, como la mía.
-Tu alma se ha perdido, pero no está sola, hay más almas hechas de lo mismo que la tuya y que son prácticamente iguales, quizás no las encuentres por mucho que viajes, pero sin duda están ahí, y tu alma no está sola, debes de olvidarte de que tu alma es única y dejar de atormentarte.
Y tras decir esto, cogió una naranja, se la comió entera, dejó el cesto allí y se marchó.

martes, 9 de junio de 2009

Y un atardecer....

...en Junio, en uno de aquellos magníficos viajes, para los que mi madre no me trajo al mundo, que visité las playas del Mar de Saki, y me senté a los pies de uno de aquellos árboles que daba limones de chocolate a ver como el sol se hundía en sus aguas. Y mientras allí sentado me encontraba, una figura se acercó y decidí no mirar y seguir pensando en qué le habría llevado al sol a meterse en el mar. Cuando estuvo cerca, dejó en el suelo una cesta, una cesta llena de naranjas, y aquello fue lo único que vi, pues mientras aquel ser se sentaba junto a mí, yo volvía la mirada de las naranjas al sol. Poco tardó en abrir la boca y descubrir su voz de mujer, que con un arranque de indómita inteligencia decidió decir:
- No te preocupes, no se moja.
Y con una entera convicción por no quedarse en las puertas de mi mente y adentrarse en el manglar que forman mis pensamientos, continuó rompiendo el silencio:
-¿Qué te preocupa?
Y dudando, de que aquella persona hubiera adivinado con tal celeridad, que si viajo es para pensar, y si pienso es porque algo me preocupa, decidí contestarle:
-Me preocupan tus naranjas, y lo que dentro contienen, porque este árbol concede limones, pero por dentro están rellenos de chocolate.
-¿Por qué no pruebas una?
Seleccioné una del montón, y la mordí y al atravesar su piel, el intenso sabor del hierro, y un engranaje que de ella asomaba hizo que escupiera lo mordido.
-¿Y qué es lo que tu curiosidad- dijo- además de hacerte morder engranajes y chocolate, hizo que te preocupe?

Continuará...

Noche de Junio que llama

Perdóneme la poesía.

Fueron tus letras las que me sedujeron,
fueron tus miradas las que me encarcelaron
y tus sonrisas,tus sonrisas las que me quemaron.

Pude verte y no quise,
quiero verte y no puedo
quiero hablarte y no sé,
y por no saber no sé ni amarte.

Pero por rogar, pido, deseo
que las rosas florezcan,
y las mariquitas vengan
y las mariquitas se queden.

Y si el violeta nos cubre, llámame
y si la noche te aburre, acuérdate
porque allí estaré,
porque aquí te esperaré.