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lunes, 22 de junio de 2009
El día más largo...
...y la noche más corta. Es lo que acabamos de vivir. ¿Y qué hay de malo en que las noches sean más largas, si es cuando se sueña?. La maldita manía que tenemos de acercarnos un poquito al sol, supongo que es herencia de los antepasados, para que recordemos que no todo son sueños y que, a veces, nos podemos quemar, como Ícaro. Yo pienso mucho en Ícaro, y en Platón, sobre todo en Platón, pero a quién más tengo presente es a Niestzche, pero eso es desviarme del tema. El Sol, que sale del mar secándose con una toalla, es un amante peligroso, te da lo que necesitas para vivir, pero si te acercas mucho, si lo miras mucho, si te mira mucho, puede matarte. La Luna sin embargo, siempre calladita.
miércoles, 18 de marzo de 2009
Dejémoslo claro

Dejémoslo claro y pongámonos elegantes. Que dos cuerpos no pueden hallarse en un pequeño espacio sin que uno sienta y el otro se ausenta, o más bien no deben, pueden. Y en el microsegundo ajeno al continuo del espacio, y del tiempo, en el que ese calor, el fuego irreal que va de cuerpo a cuerpo y que sólo es sentido por uno de ellos, rechazan finalmente los individuos cualquier tipo de conexión y se pierden en palabrería que no lleva más que a un lago.
And when the pictures are shown, the lights are out, and in the dark, for a while now, you find yourself two guns, load them with just two shots and let the barrels spin. And pray for god that when they stop, might them be there.
Y es que, vamos a ver, veamos y analicemos, y pensemos y estudiemos el caso. Que uno ya no puede ni hablar mal, joder.
Y qué puedo hacer, si no puedo escribir mientras aún siento tu sabor (olor).
PD: Disculpe el ausente público por la basta escritura y el sindiós.
viernes, 5 de septiembre de 2008
miércoles, 20 de agosto de 2008
Una vuelta y media

Aquellas tardes le mataban. No podía negar lo obvio, estaba allí, pero nunca recordaba por qué.
"Si estás aquí es para algo", se repetía, no pensaba en otra cosa, no dormía, no vivía y lo único que rompía su tormento, era la agónica presión y el mareo que sentía algunas veces. Quería ser libre, quería volar. Odiaba y amaba la misma cosa a la vez. Y aún así, por todo lo demás se sentía feliz. No se debía intentar entender, no había nada que entender.
Foto: Botella observando el atardecer. Anónimo Fernández.
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