miércoles, 14 de enero de 2009
Una sombra en la noche
Merano siempre viajaba de noche. La noche había ocupado un lugar importante siempre en su vida y a él le parecía siempre la mejor ocasión para sus largas travesías, mientras los demás dormían. Era un caballero del destino, algo con lo que nació, pero que desarrolló durante su vida, porque lo importante de un don, es usarlo y saber cómo. Pero, olvidándonos por el momento de sus inicios, hoy contaremos una de las primeras travesías de Merano y en la que falló en su deber.
Merano casi nunca cabalgaba, pero siempre iba con su caballo. Uno podría pasar horas describiendo sus armas, su arco y su espada, lo oscuro del bosque y los incesantes sonidos, pero todo ello, haría parecer a Merano un caballero normal, de los de castillo. Pero Merano no tenía castillo, y no era para nada normal, eso sí, era un caballero. Iremos por tanto a lo importante. Merano se encontró aquella noche con alguien, una dama de cabellos dorados que se descubrió ante él, primero por el olfato, por su extraño olor, para plantarse ante sus ojos y mostrar su belleza seguidamente. Ella sin embargo, prefirió no mirarlo mucho y seguir su camino.
Continuará
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