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martes, 5 de mayo de 2009

Pues el otro día...




... resulta que me desperté en mitad de la noche. El problema es que no desperté en ninguna de las camas en las que acostumbro a despertarme. Aquella cama no la reconocía, y menos aun, la habitación. Era una habitación toda de madera, con grandes ventanales en las paredes a los lados de la cama y una puerta en la pared de enfrente. Podía ver todo perfectamente por la intensa luz de la Luna que entraba por uno de los ventanales, así pues, me levanté y me dirigí al ventanal. Me encontraba en un piso elevado, en un edificio en mitad de una pequeña isla, y justo delante de mí, el mar y una inmensa Luna que flotaba en el agua, y lo digo así, porque la Luna que podía ver era tan grande y estaba tan sumergida en el agua, que así lo parecía. Tan grande era que sentía que estaba de cerca, de verdad flotando en el agua. Cuando veo una luna tan grande, no puedo evitar lanzarle algo así que arranqué un pomo de la cama y lo lancé con todas mis fuerzas. Cuando le das a la luna con algo, la curiosidad se multiplica de formas desconocidas, así que del edfició que me bajé, las palmeras atravesé y a la playa llegué.
El reflejo en el agua presentaba lo oscuro del cielo, y un reflejo grisáceo de la luna. Sin más me metí al agua y comencé a nadar en dirección a la Luna.
Quizás, cuando llegué a la donde la Luna flotaba, debió sorprenderme el hecho de que estuviera allí flotando, o quizás el hecho de que pese a tener una capa dura que hace las veces de suelo, por algún agujero pude ver que la Luna está rellena de queso, y no de cualquier queso, de queso Philadephia, lo que me sorprendió de veras, fue que hubiera una cuerda para trepar por ella.
Tras trepar varios metros, cuando pude caminar sobre la superficie, me encontré con un enano. Un enano enfundado en un traje verde que me dijo:
-¿Tú eres el que viene a ver a la hermosa dama?
A lo que contesté:
-¿Tú no?
Y el con ceño fruncido me dijo:
-No, jamás he sido capaz de atreverme. Dicha dama, vive en una rosa blanca que encontrarás si sigues caminando. Y aunque jamás la ví, dicen que es la más bonita del universo, y además si puedes decirle de qué color son sus ojos, te jura amor eterno.
A mí que me llamó mucho la atención el caso, me dirigí ni corto ni perezoso a la gran rosa blanca, atravesé los pétalos y guiado por mi olfato, la encontré.
Estaba de espaldas, tenía un pelo muy oscuro, una piel muy pálida y las orejas de punta.
-¿Qué haces aquí?-exclamó.
-Vengo a decirte de qué color son tus ojos-repliqué.
-Espero que sepas que no puedes mirarme a la cara.
A lo que no supe que responder, y ella continuó:
-Imagino que al llegar aquí, te habrás encontrado con un enano, que te habrá enviado hasta mí. Dicho enano, puso una maldición sobre mí y si miras mi rostro, te transformas de inmediato en un queso gruyer.¿Sigues queriendo decirme de qué color son mis ojos?
A lo que yo, que ardía en deseos de verle el rostro y lleno del ingenio que me caracterizaba le contesté:
-Me arriesgaré, y te diré pues, que si tus cabellos son oscuros como el cielo, tu piel pálida como el suelo donde estamos y tu vestido blanco como la rosa, tus ojos deben de ser, por ende, grisáceos como el reflejo de la luna en el mar.
Los pétalos de la rosa se cayeron, y quedándonos al descubierto, la dama se giró, y efectivamente era hermosa, tan hermosa que dolía. Y de entre sus deliciosos labios salió lo siguiente:
-Te agradezco que me hayas librado de mi maldición, pero el enano no sólo te engañó sobre mi maldición, pues seguramente te dijo que yo te juraría amor eterno, pero eso es algo que yo jamás haré.
Me dió un beso en la mejilla y se marchó.

Dedicado a quien está descubriendo la noche.

lunes, 9 de marzo de 2009

Lecciones de sueño

"Lo que hay que hacer, es tumbarse en una bonita cala, una que conozco, sobre las piedras y concentrarse en los sonidos, en el murmullo del mar, el ruido del pueblo a lo lejos y algún animal. Hay que oler, oler los árboles y el mar. Cogerme el dedo meñique de la mano,y entonces abrir los ojos para mirar. Si tus estrellas no están en el cielo, cierra los ojos, sueña y cuando despiertes, la luna las habrá recogido para tí".

Extracto de: "Dormir, hecho profesión" por una persona experta.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Un sueño en tu contra

Hay mañanas en las que despiertas y recuerdas el sueño de la noche, pero no lo recuerdas como un sueño, al principio claro, y crees que ha sido de verdad. Normalmente, cuando pasa un poco, te das cuenta de lo que era en realidad, un sueño. Sin embargo, cuando uno tiene una mente rebelde, ese sueño suele ser lo que uno más deseas, y aunque te das cuenta de que no fue más que un sueño, no lo olvidas en todo el día, tu sonrisa se queda guardada en la mesita, tu corazón se queda pequeño y tu mente se resarce.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Con la manta en la cabeza

Liarse la manta a la cabeza. Si hay que hacerlo se hace, y es que mi padre siempre, siempre me ha dicho: "De los cobardes no se ha escrito nada"
A un padre hay que hacerle caso.
¡Suerte!

jueves, 23 de octubre de 2008

Ángeles



Cuando me quito los calcetines siento frío en los pies, y al contrario que al resto, me gusta la sensación. Es lo más cerca de la realidad que estoy. A escasos tres pasos de la calle, sueño en cúbico, en dos dimensiones y en dimensiones paralelas. En un universo ficticio donde todo gira en torno al ego y la lucha por un yo auténtico se materializa en películas de bajo presupuesto. En sueños más despierto, espero que me pidan que sea un ángel, que me permitan volar y que pueda hacer cosas fantásticas, ¿por qué no?. Sería un ángel con espada y unas potentes alas blancas saldrían de mi espalda. Quizás lo importante no sea llegar a serlo, ni tan siquiera agitar el aire con unas plumas. Quizás lo importante es que alguien se dé cuenta de que lo puedes ser, de que te gustaría serlo. Mientras tanto me conformo con balancear mis pies desnudos desde mi cama.

sábado, 30 de agosto de 2008

No soy un hombre real...

No soy un hombre real. No soy un hombre como los otros, un hombre con huesos y músculos, un hombre generado por hombres. Yo soy y quiero decirlo a pesar de que tal vez no quiera creerme yo no soy más que la figura de un sueño. Una imagen de Shakespeare es, con respecto a mí, literal y trágicamente exacta. ¡Yo soy de la misma sustancia de que están hechos los sueños! Existo porque hay uno que me sueña, hay uno que duerme y sueña y me ve obrar y vivir y moverme y en este momento sueña que yo digo todo esto. Cuando ese uno empezó a soñarme, yo empecé a existir; cuando se despierte cesaré de existir. Y soy una imaginación, una creación, un huésped de sus largas fantasías nocturnas. El sueño de este uno es tan intenso que me ha hecho visible incluso a los hombres que están despiertos. Pero el mundo de la vigilia no es el mío. Mi verdadera vida es la que discurre lentamente en el alma de mi durmiente creador.

Giovanni Papini

Giovanni Papini fue un controvertido escritor italiano. Inicialmente era escéptico, posteriormente pasó a ser un fervoroso católico.