"Se me ocurre que, la mente debe ser como una botella, y el volátil líquido contenido en ella, las ideas. Me ocurre en ocasiones como a todo mortal, imagino, que dicha botella se encuentra herméticamente cerrada por un tapón y uno, no sabiendo cómo abrirla, sólo puede conformarse con el hecho de contemplar su contenido a través del transparente recipiente. Ocurre también, que en ocasiones, dicho recipiente se vuelve opaco,y el individuo sólo puede sospesar el tamaño peso del líquido y sin saber de qué se trata, forzar el corcho para averiguarlo.
Exactamente, en el último de los casos me encontraba yo en aquellos días, en los que mi barba no dejaba de crecer, y adquirir un tono pálido, e infinitos surcos y pliegues habían comenzado a recorrer mi cara, surgidos de la nada, como por arte de magia. En definitiva, había envejecido, envejecido tanto en unos días que no era capaz de reconocer nada más en mi reflejo, que el color de mis ojos, y era gracias a aquello que podía reconocer que era la misma persona que había sido.
Aquel envejecimiento prematuro, no era más que el resultado de forzar la metafórica botella de la que les había hablado." -H.G.
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